Soy idealista. Si soy idealista, porque creo fielmente que si todos dejáramos de ser tan egoístas de pensar solo en nuestro bienestar y algunas veces pensar en el bienestar de nuestros más allegados, todo marcharía mejor en nuestro país y en el mundo.
La realidad que vivimos hoy se debe a que desde tiempos inmemorables, el ser humano, en general se ha preocupado más por él mismo que por su prójimo.
Independientemente de sus creencias, en La Biblia hay principios básicos que si todos los aplicáramos de verdad o nos esforzáramos en hacerlo, todo sería distinto. El principio básico se resume en: “Jesús le dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Éste es el más importante de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22, 37-39
Esto lo dice todo. No hay que ser un genio para saber que aquí radica el secreto de vivir en una sociedad más justa y tener una mejor calidad de vida. Porque si todos al menos intentáramos vivir bajo esta premisa, ya no habría tanto problemas de tolerancia en el mundo. Porque nadie se atrevería hacer le daño al otro, a menos no consciente de ello. Y si lo hiciese y luego se da cuenta de su error, no dudaría en resarcirlo a toda costa. Simplemente porque no se sentiría cómodo haciéndole daño a su semejante y a si mismo.
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