La mayoría de las personas están acostumbradas a tomarse la vida como viene, sin sospechar que los acontecimientos son una materia que es necesario preparar, como se prepara el alimento cocinándolo y añadiéndole ciertos ingredientes: aceite, vinagre, sal, pimentón, etc. Y tampoco se come el pescado inmediatamente después de haber sido pescado, ni las verduras tal como han sido arrancadas de la tierra, ¿no es cierto?
La cocina es pues el arte de hacer comestibles toda clase de productos que serían indigestos o insípidos si no nos ocupáramos de limpiarlos, cocerlos o aderezarlos.
Lo mismo sucede con la felicidad. La felicidad es el resultado de una verdadera cocina interior.
Los buenos momentos de la existencia no vendrán a presentarse espontáneamente ante nosotros, no los tomamos como se arranca un fruto maduro del árbol al pasar. Debemos aprender a trabajar sobre cada situación, y particularmente sobre las situaciones difíciles y dolorosas, añadiéndoles elementos de nuestra alma, inspirados por la sabiduría y el amor divino.
"Mikael Onram"
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